De romántico y -fobia.
f. Aversión o prejuicio estructural hacia la novela romántica, sus lectoras, autoras y profesionales del sector editorial.
f. Conjunto de prácticas institucionales, críticas y culturales que invisibilizan el peso económico, creativo y social del género romántico.
f. Estigmatización de las lectoras por “leer romántica” y de las escritoras por “escribir romántica”, independientemente de la calidad o impacto de su obra.
Dícese del tic cultural de ponerle cara de asco a la novela romántica, aunque sea el género que mantiene las luces encendidas en las editoriales.
Es el “ay, yo no leo eso” en cenas familiares.
Es el “ay, yo no escribo eso” en cenas familiares.
Es el “literatura femenina” en catálogos y premios.
Es la reseña condescendiente que nunca pondrían a un thriller mediocre.
Es el prejuicio que te hace sentir que tienes que esconder tu kindle en el metro.
En resumen: la romantofobia es el techo de cristal del género más leído del planeta.
Así como hablamos de gordofobia o homofobia, la romantophobia es un sesgo cultural con consecuencias reales:
Invisibiliza un género que mueve el 40% del mercado editorial mundial.
Estigmatiza a las escritoras, que son tachadas de “menores” incluso cuando venden más que todo el catálogo literario serio junto.
Condiciona a las editoriales, que explotan la romántica económicamente pero nunca le dan prestigio.
Desvaloriza a las lector@s, tratadas como consumidoras acríticas cuando, en realidad, son el público más fiel y con mayor poder de recomendación.
La romantophobia es el nombre que le pongo a un viejo fantasma: el prejuicio sistemático contra la novela romántica, sus autoras y sus lectoras. No hablamos de una opinión personal sobre si te gustan o no las historias de amor, sino de un sesgo estructural que atraviesa editoriales, catálogos, medios y hasta la propia crítica literaria. Es la idea de que la romántica “vale menos”, aunque sea el género que más vende en todo el mundo y el que sostiene los balances de muchas editoriales. En otras palabras: la romantophobia es el techo de cristal de la literatura comercial.
Lo que no es la romantophobia: no es un capricho de lectoras ofendidas ni una moda pasajera. Tampoco es una etiqueta para defender libros mediocres solo porque lleven la palabra “romance” en la portada. Lo que denuncio con este término es cómo los prejuicios —muchas veces heredados de una mirada patriarcal— siguen marcando el reconocimiento, la financiación y el prestigio de un género que millones de personas leen y disfrutan cada día.
Nombrar la romantophobia es necesario porque, igual que se habla de gordofobia u homofobia, necesitamos darle visibilidad a una discriminación que se da por sentada. Solo así podremos empezar a desmontarla y a colocar a la novela romántica en el lugar que le corresponde: no como “culpable” de nada, sino como uno de los motores culturales y económicos más potentes de nuestro tiempo.
Económico: el género que más vende, pero menos se prestigia.
Institucional: premios literarios, subvenciones, catálogos que excluyen la romántica.
Financiero: la romántica sostiene balances, pero nunca aparece en la foto de los resultados.
Catálogo/editorial: “literatura femenina” como cajón menor.
Escritoras: autoras que venden millones, tratadas como “menos” que un debut masculino.
Lectoras: estigma social del “placer culpable”.
Agentes/editoriales: usar el dinero del romance para publicar lo que da prestigio.
Romantophobia en datos: cifras de mercado, comparativas de ventas, estudios de consumo.
Romantophobia y rentabilidad: cómo las editoriales exprimen la romántica pero la esconden en los balances.
Romantophobia institucional: premios, subvenciones, academias, canon.
Romantophobia mediática: cómo la prensa trata a la romántica frente a otros géneros.
Romantophobia y lectoras: el estigma del “placer culpable” en el metro o en TikTok.
Romantophobia y autoras: profesionalización, invisibilización y techo de cristal literario.
Romantophobia en catálogo: cómo se construyen las secciones de librerías y editoriales.
Romantophobia y mercado global: comparativa entre España, EE.UU. y Latinoamérica.
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